Un homenaje al grupo "Arte nuevo"

Hemos visto hace unos días una curiosidad, un par de obras cortas dirigidas por José Luis Garci: "Cargamento de sueños" de Alfonso Sastre, y "El hermano" de Medardo Fraile. 

Suelo de balcón 

Sí, suena extraño encontrarse a Garci dirigiendo teatro. Lo ha hecho rindiendo un homenaje a un grupo de teatro de la postguerra, "Arte Nuevo", que crearon en Madrid un grupo de jóvenes amantes del teatro, en 1945,  y que pretendía "la renovación total del teatro".
Querían hacer "teatro vanguardista", "que hiciera pensar". 
Después de algunos años "de accidentada vida" no pudieron hacer realidad su propósito de destruir el teatro comercial del momento, pero parece que nos dejaron "ciertas obras estimables que ellos mismos representaron, y el ejemplo de que era posible y necesario trabajar de otra forma en el teatro". Los nombres conocidos para mí de aquel grupo son Alfonso Sastre y Alfonso Paso, son los dos que continuaron escribiendo teatro, aunque por caminos muy diferentes.

Las dos obras de este homenaje se estrenaron en su momento en el salón de actos de un Instituto de Enseñanzas Medias de Madrid. 

Antes de empezar, suena la voz grabada de Alfonso Sastre, el único miembro de aquel grupo que todavía está vivo, en la que agradece el homenaje, la asistencia y se lamenta de no poder estar allí presente, por los achaques típicos de un nonagenario.

Son dos obras que no sorprenden mucho en nuestra actualidad, pero hay que intentar situarse en los años cuarenta, en aquella España de postguerra para entender su importancia.
Son muy cortas y las dos tienen un final confuso y como inacabado.

Me gustaron mucho los dos actores más mayores, aunque si buscas información sobre la obra sólo aparecen los dos jóvenes, pues son ahora los más mediáticos...

Resultan muy llamativos los decorados hiperrealistas a los que no estamos ya acostumbrados en el teatro, y en los que se ve la mano de Garci como cineasta, pero sobretodo el reflejo de lo que se hacía en aquel momento. 
Por ejemplo, la primera obra, "Cargamento de sueños", se desarrolla en un camino, en el campo, y  llama la atención la perspectiva que consiguen con una línea de postes de luz, de madera, como los que había antes en todas partes, y cómo, con las dimensiones reducidas del escenario, logran que parezca que se van alejando, haciéndose cada vez más pequeños, más pequeños...

La segunda, "El hermano", una historia intrigante, es una escena de una familia de postguerra en un comedor de un piso pobre y habitual, con todos los detalles y los sonidos que te imaginas.

La sensación del conjunto es decadente, triste. 

El teatro estaba prácticamente vacío, y no es es eso lo que solemos encontrar.