domingo, 27 de noviembre de 2016

"La función por hacer", un buen título y un buen desafío





Portada del programa de la obra
De nuevo en El Pavón Teatro Kamikaze.

Hemos visto "La función por hacer", parece que fue la primera pieza de Kamikaze Producciones y que tuvo mucho éxito.
En otra de sus "salas", en el Ambigú del teatro Pavón, el bar del teatro, con su barra y todo, pero donde ahora, al menos de momento, no se toman copas.
Te sientas y los actores actúan como entre el público. Pegados a ti.
Ya sabéis que a nosotros nos gusta la primera fila porque ves a los actores del todo, los gestos, el sudor, todas las expresiones de la cara, además parecen más personas de verdad que cuando estás más lejos... pues en el Ambigú del Pavón Teatro Kamikaze esto va un poco más allá. Casi no hay espacio para que actúen... están contigo... Impacta.
Al menos en esta obra que hemos visto, "La función por hacer".

En la web del teatro cuando presentan la obra hablan de "la austeridad escenográfica y el trabajo con la palabra...". Tal cual. Estrictamente cierto.
Creo que usan un banco y el vestuario es como el del público. Me gustaría saber si se cambian cuando llegan al teatro o usan su propia ropa, al menos algunos de los personajes. De hecho vimos llegar al teatro a uno de los actores y tengo la impresión de que iba vestido igual que en la representación.
Pero todo esto no penséis que lo estoy diciendo como una crítica, lo comento porque me parece asombroso lo que impresiona luego la obra. Sólo con la palabra y con el trabajo de los actores, sin más.

La obra es una versión libre de "Seis personajes en busca de autor" de L. Pirandello, que de alguna manera nos suena a todos, aunque ni recordemos nada más.

Hay dos actores ensayando una obra, parece, aunque hasta que te enteras crees que son dos actores representando la vida real... y de repente aparecen otros y se empeñan en contarnos su historia, que según ellos es más verdad que la que nos están contando los actores a los que interrumpen... En realidad los que han irrumpido no son actores, son "personajes", y claro, para ellos no existe otra historia que la suya...
Un galimatías, sí, pero lleno de sentido.

Todo lo que pasa el resto de la representación es de una intensidad bárbara. Cada personaje, sobretodo algunos, intentando contar su drama y explicar su comportamiento. A la vez los actores disputando el protagonismo con los personajes... el público sin saber a qué atenerse y sintiéndose preguntado.
Y eso sin hablar de la historia de verdad que nos van contando a trozos los personajes, el amor que acaba, que empieza, que cada uno lo interpreta a su manera, la necesidad de tener hijos, el dolor intimo que no cesa y vuelve loco...

Los actores, como os podéis imaginar están muy bien, pero que muy bien.

Hay otra cosa que me gusta  y es ese afán por cuestionarse a sí mismo, del teatro, de los actores, incluso de los que sólo somos espectadores.

En el programa aparece un párrafo de un discurso de L.Pirandello, que empieza así: "El teatro no puede morir. Forma parte de la vida misma: todos somos sus actores. Y aunque fueran abolidos y abandonados los teatros, el teatro seguiría en la vida, insuprimible..."

Simplemente: que si podéis vayáis a verla.

En el siguiente enlace tenéis el video promocional, si queréis, aunque es una grabación de la obra cuando se estrenó hace unos años. Algunos actores han cambiado y el escenario no es el Ambigú del Pavón Teatro Kamikaze. Ahora el espacio es mucho más reducido y más cerca del público.
Video promocional de "La función por hacer"

martes, 1 de noviembre de 2016

"Incendios", una tragedia no muy lejana, de Wadji Mouawad

Portada del programa de la obra
"Incendios" ha terminado en Madrid y empieza una gira por varias ciudades españolas. Id a verla.

Me resulta difícil escribir sobre esta obra, pero no quiero dejar de hacerlo porque es una obra de las importantes. Con esa sensación salí del teatro.

Empieza de una forma extraña.
Un poco a trompicones te vas enterando de que dos hermanos gemelos asisten a la lectura del testamento de su madre, Nawal Marwan, que acaba de morir.
Al menos uno de ellos no tiene el menor interés. Está irritado con su madre. Cree que ellos no le han interesado nunca, si no, no se explica que haya pasado los últimos cinco años sin hablar con nadie, sin pronunciar una sola palabra.
Al abrir el testamento tampoco encuentran una explicación, encuentran tareas, sobretodo dos sobres para entregar a su padre, que creían muerto, y a un hermano del que no sabían ni que existía... La hija se obsesiona con intentar comprender aquel silencio de su madre y esa obsesión le acaba llevando a un país lejano y extraño, pobre y en conflicto permanente, la tierra de su madre.
En esa tierra desconocida va desentrañando la verdadera historia de Nawal.
Una historia que nos parece de película  porque esa dureza nos parece imposible desde nuestra cómoda situación.
Una mujer, en una rígida sociedad de un pequeño pueblo libanés, que se enamora del hombre inadecuado y es obligada a abandonar a su hijo, que no se resigna a no saber leer, que no acepta lo que le imponen y que al final en un mundo de guerra y violencia constante casi... desaparece, pero no, Nawal sobrevive. Y de alguna manera empieza otra vida en otro continente, lejos de su tormento, pero sin olvidarlo ni un instante.
Una tragedia. Una tragedia pura.

Al principio de la obra te lías un poco porque se mezclan las historias, se mezclan los tiempos, he leído por ahí  "se solapan las escenas", y es así lo que pasa en la obra, pero en un momento dado es como si todo lo que has visto cobrará sentido. Además un sentido hondo, muy hondo.

Al día siguiente leyendo el periódico me quedé impresionada por una noticia sobre una madre guineana que parecía otra obra de teatro como la que acababa de ver, pero no lo era, era una noticia real.

He leído... "Incendios, una pieza feroz que explora los tormentos y traumas generados por las guerras contemporáneas..." Qué adjetivo tan apropiado para algunas vivencias: "feroz".

El trabajo de todos los actores está muy bien, pero además durante toda la obra se siente como un esfuerzo colectivo, algo que pesa, que duele, que agota y que acaba en una escena final magistral y preciosa con todos los personajes sentados juntos, derrotados, vulnerables, cubriéndose de la lluvia con un plástico.

Os pongo una foto para que os hagáis una idea.
Imagen de "Incendios". Foto de una imagen de la revista Prográmate,   

Como veis la mayoría de los actores son caras bastante conocidas, sobretodo una, Nuria Espert.
La había visto actuar hace muchos años y me parecía siempre demasiado afectada, exagerando en exceso todo el tiempo.
Ahora me ha parecido espléndida. Será la edad. (La suya... y la mía, supongo).
El otro actor mayor, Ramón Barea, hace varios papeles. Siempre resulta creíble, da gusto verle.
Y a mí me gusta especialmente Laia Marull, que además en esta obra interpreta el personaje clave, en mi opinión.
Si os apetece, en el vídeo promocional podéis verles y oír sus voces.
Vídeo promocional de "Incendios"

El director de la obra es Mario Gas. Una personalidad que está siempre ahí, desde hace años y años, dirigiendo teatro, dirigiendo opera, actuando, doblando...

Y claro, está el autor de la obra: Wajdi Mouawad.
He empezado a escribir esto queriendo hablar de él y se ha ido quedando para el final.

Hablamos muchas veces de qué parte del teatro es la más importante, el autor, el actor, la dirección, la escenografía... Es obvio y especialmente placentero para mí ver en muchas obras que el conjunto es lo que las hace grandes, y entiendo que eso debe ser así. Pero en este caso el autor de la obra es relevante, muy relevante.
"Incendios", "Incendies" es una obra de Wajdi Mouawad, escritor, actor y director de teatro canadiense, nacido en Líbano, desde donde salió a los ocho años con su familia, a causa de los conflictos que asolaron el país. Una destacada trayectoria en los últimos veinte años en Canadá y en Europa.
Esta obra forma parte de una tetralogía escrita y dirigida por él: "Le sang des promesses: Forêts, Littoral, Incendies, Ciels"
Creo que para los que no lo conocíamos conviene tenerlo en cuenta para leer sus libros o ver su teatro e incluso alguna adaptación al cine.
Algunos creen que es el rey de la tragedia contemporánea, que sus obras teatrales suelen dejar un impacto duradero en la mente y el corazón de quien las ve...
Nuria Espert dice sobre él... "es un hombre lúcido, un gran poeta y ve la realidad como si la viera desde otro planeta. Eso le permite enseñarla en toda su crudeza..."
Os pongo un enlace a su web oficial, por el curioso aspecto de la web, y por la comparación que plantea entre un artista y un escarabajo...
Web oficial de Wajdi Mouawad


Escenario de la obra antes de comenzar